LA PERSONALIDAD Y EL ÁRBOL
DE LA VIDA
Cuantas veces nos preguntamos por qué nuestros gustos son tan especiales, tan individuales unos y a la vez tan similares otros, a nuestros hermanos, amigos, etc.
LA PERSONALIDAD
Se forja desde niños partiendo de la genética. Influyen después los agentes externos, que son los que nos ofrecen las oportunidades para modelar el arquetipo personal que debemos modificar, para no repetir vidas dolorosas, incomodas o difíciles, como alguno de nuestros antepasados.
Estos agentes son:
Momento social el que nacemos: cómo se vive y afecta en el hogar la política, la religión, la enseñanza y la medicina, durante nuestro desarrollo. Estos cuatro pilares nacionales marcarán gran parte de nuestros valores y gustos para desarrollar nuestras relaciones sociales.
Lugar de nacimiento: Las costumbres del país y ciudad natal, como las fiestas, tradiciones culinarias, juegos, forma de educar, etc.
El clima y la estación del año: La temperatura corporal genera una distinta manera de expresión y comportamiento. Los países más calidos consiguen unas relaciones sociales más desinhibidas, creando la capacidad de desenvolverse espontáneamente, ya que al relacionarse con mas personas, están también más expuestas a lo imprevisto, desarrollando generalmente personas extrovertidas, en tanto que los fríos, desarrollan vidas más conservadoras e introspectivas, con un sentido mas familiar y con una naturaleza de selección mas pronunciado e intimo, dado a este recogimiento que genera el clima.
El hogar: Las costumbres de nuestros padres marcan hábitos que quedan archivados en nuestra “memoria emocional”, que luego adaptamos a nuestra forma de ser. Las fiestas nacionales y celebraciones familiares, tienen gran influencia en el desarrollo y con la naturaleza psíquica personal. Marcan ciclos anímicos que debería subir el estado de alegría, pero curiosamente muchas personas esos días entristecen. ¿Por qué?
Los hermanos: El lugar que ocupa en la jerarquía, la influencia de los hermanos mayores, Juegos y rivalidades, afecto y protección, etc. Los comportamientos de cada uno de ellos se conjugan para dar forma al carácter personal.
Los formadores y los valores éticos: Los padres y profesores desarrollan los valores éticos del individuo, indispensables para que en la vida fluya la armonía con facilidad. La alegría, la paz, el perdón, el apoyo, etc. Generan un nivel vibratorio en el entorno, donde cualquier dificultad tiende a disolverse con facilidad en aquellas personas que viven dentro de estos valores.
Los imprevistos: Situaciones traumáticas, o por lo contrario, acontecimientos felizmente sorprendentes, que impactan en la etapa infantil y que hacen que desarrollemos un comportamiento inconsciente derivado de ello, haciendo que la persona esté acertada o equivocada.
La alimentación. La tendencia culinaria durante esta etapa infantil asociada a acontecimientos concretos, deja unas sensaciones en los sentidos que de adultos, la memoria emocional activa. El alimento forja gran parte de la manera de ser.
El otro 50 %, la genética
La genética: Es aquí cuando es tan útil el árbol de la vida personal, ya que en este se puede apreciar qué patrón de conducta, pruebas, karmas, crisis, potenciales y recursos trae la persona cuando nace y qué hacer con ello cuando llega a la vida. Me gusta simularlo con una joya que la persona trae de nacimiento; un diamante en bruto y éste debe ser pulido, tallado con tal delicadeza que pueda mostrar en sus aristas los brillos más genuinos y bellos. Conocer como venimos, qué traemos, nos da muchas pistas para vivir una vida de desarrollo noble, de felicidad y cosecha. Esto es lo que ofrece el “Método Haut”. Comprender para cambiar, deshacer para crear, disolver para encontrar el propio potencial. Desvelar tu verdadera identidad. “La que te hace feliz simplemente siendo tú”. Conoce esta gran herramienta de autoayuda y disfruta de ser consciente de tu camino. Coge las claves que necesitas para recuperar tu dirección y restablecer la armonía en tu vida.
Mari Carmen Haut
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